Tinieblas AO: Historia

Historia

Prólogo
Cientos de años atrás, no eran Las Tierras de Tinieblas Ao un lugar mucho menos habitado y desarrollado, como se cree comunmente.
Por el contrario, estaban pobladas por el doble de habitantes de los que existen hoy en día. Banderbill, Nix, Arghal, Ullathorpe y Lindos, todas eran mucho más grandes en ese entonces. Los reyes de estas cinco ciudades (Lord Zakral, Sputnik, Shiniban y Lord Kaiden respectivamente) llevaban una gran convivencia, y la paz reinaba constantemente. Los cinco se encontraban aliados, y sus pueblos y ejércitos compartían emociones y sentimientos.
Las fuerzas del mal, comandadas por el Demonio, se encontraban debilitadas. El Imperio poseía ejércitos tan grandes que hacían sus ciudades inquebrantables. Los escasos ataques se limitaban a intentos de tomar una ciudad de las Tierras de Tinieblas Ao, para asentarse, y luego expandirse a partir de ella. Sin embargo, ante esta enorme brecha, el Imperio salía siempre triunfante.

Pronto uno de estos reyes cayó en la tentación de dirigir al resto y convertirse en amo de las Tierras de Tinieblas, y tal vez algún día, del mundo entero. Shiniban, desde Arghal, le declaró la guerra a todas las demás ciudades. En un primer momento, muchos afirmaron que el Demonio lo controlaba. Pero pronto todos entendieron que era imposible: el mismo Demonio le temía. Shiniban impulsó una guerra contra las otras cuatro ciudades. El rey de Arghal, quien era terriblemente poderoso, no necesito obligar a toda su población a luchar por su causa, sino que su astucia le sobró para convencerla. Usando sabias palabras, cuidadosamente pronunciadas, logró no sólo que nadie se resistiese, sino que su población además tuviese una verdadera voluntad guerrera.
No existe quien pueda afirmar cuántos años duró esta guerra. Las ciudades se iban destruyendo, y los muertos aumentaban cada vez más.
Cuando todo parecía perdido, y las ciudades de Ullathorpe, Lindos y Nix habían sucumbido ante el poder de Shiniban, en Banderbill comenzó a gestarse un último intento de salvación. Acudieron allí los sobrevientes de todas las ciudades de las aquellas Tierras.
Los resultados fueron desalentadores. El ejército formado no podría jamás con el poderío de Shiniban. Decidieron partir igual, con poca espranza y una muerte casi segura. Sin embargo, un gran ejército proveniente de distintas ciudades asentadas fuera de las Tierras del Millemium llegó inesperadamente, acudiendo al llamado de un ave en llamas, de un fénix. Sabían muy bien que si Shiniban tomaba el control de todas las ciudades de aquellas Tierras, no tardaría en expandirse por el mundo entero.
Finalmente ambos ejércitos marcharon a la par hacia Arghal en silencio, encabezados por los reyes y seguidos por los guerreros de mayor jerarquía.
En lo que hoy conocemos como "La Batalla de los dos ejércitos", tras un combate intenso y sangriento como nunca antes, finalmente Shiniban se desvaneció. La ciudad quedó totalmente destruida y todos los reyes, que hoy son recordados en innumerables canciones, murieron.

Los grandes sabios celebraron consejo en Banderbill junto a los más importantes guerreros sobrevivientes, y nuevos reyes fueron designados. De este modo, la paz volvió a reinar. Las ciudades fueron reconstruidas, y Arghal fue refundada hacia el sudeste de su lugar original. Muy cerca, fue construido un gran cementerio en recuerdo de todas las víctimas de aquella guerra.

Capítulo I: La Alianza del Tinieblas
Muchos años de tranquilidad se sucedieron. Nadie tenía una idea precisa de cuantos habían realmente pasado. Muchos afirmaban que habían sido más de mil, otros tantos que habían pasado cinco mil y muchos otros que esas cifras ni se acercan al valor real. Lo cierto es que todo habitante tenía latente en su memoria aquel gran combate. Donde uno iba, siempre encontraría una canción distinta sobre la batalla que reflejaba una visión diferente. Nadie olvidaba a sus antepasados, todos valoraban el esfuerzo que había siginificado para ellos recuperar lo ya perdido.
Sucedió un frío día, correspondiente a nuestro veintitrés de Agosto, que un viento helado como nadie había jamás sentido, sopló furiosamente en todo el mundo logrando apagar toda llama, a excepción de la mantenida por el mismo fénix que tanto tiempo atrás había salvado aquellas tierras.
Por sugerencia de los elfos del bosque, se celebró consejo un vez más. Se reunieron un representante de cada raza y todos los reyes de las grandes ciudades a discutir por días palabras que nadie supo más que ellos. Lo que sí se supo fue que, cuando salieron del Gran Consejo, informaron a la población allí presente de la creacion de la Alianza del Fénix; un ejército al que podriá ingresar cada ciudadano noble enlistándose en cualquiera de las 6 ciudades de aquellas tierras. El líder de la Alianza sería Theoden, rey de la ciudad más importante de todo Fénix, Banderbill.
También se dio una explicación sobre la creación de esta Alianza: los elfos habían visto cambios en la naturaleza, y por ella habían sido informados que Shiniban tenía un descendiente lejano llamado Sirius Manta Negra, un poderosísimo paladín con avanzados conocimientos de hechicería. Su madre, una gran princesa de tierras lejanas a las conocidas.
No se sabía bien qué era lo que este sujeto querría. Los señores enanos afirmaban que planeaba transformarse en rey de Lindos, por ser la ciudad con menores defensas, y a partir de allí expandirse hacia el resto de las ciudades, como lo hizo Shiniban desde Arghal. Los gnomos sintieron que el ataque vendría desde el norte. Los elfos advirtieron sobre el peligro de que restos de gente vil y cruel descansasen junto a los grandes guerreros, en el cementerio (claro que había sido imposbile separarlos al final de la "Batalla de los dos ejércitos").
Ante la tentativa de nuevos ataques, fueron colocados guardias permanentes en todas las ciudades, a excepción de Lindos y Nueva Esperanza. En estas dos ciudades se decidió dejarlas como carnadas. De suceder algo en las mismas, sería sencillo que los ejércitos de las ciudades las rodeasen, atacando Nix, Ullathorpe y Arghal por el oeste; Banderbill desde el norte; e Hilidian, ciudad creada específicamente con este propósito, desde el este. De este modo la paz lograda sería eterna.


Capitulo II: La caída de Arghal
Sin embargo no pensaron que Sirius Manta Negra era aún más astuto que el consejo entero y advirtió la trampa ni bien le fue informada la situación de las ciudades. Por ello, desde el mismísimo infierno, comenzó a reclutar un ejército que creció a pasos agigantados.
Llegado el momento, con la ayuda de su hermano, Lord Thek, decidió atacar desde la Tumba Legendaria, en el cementerio, lugar en donde se encontraba el acceso al infierno. De ese mismo lugar obtuvieron poder suficiente para destruir cualquier mortal y hacer frente a los grandes reyes.
Desde ese lugar marcharon cuando nadie en la Alianza lo esperaba, hacia Arghal. Sumando gente a sus filas, lograron alcanzar la primera ciudad que caería bajo su dominio. Helion, sin mayor apoyo que los ciudadanos allí presentes, decidió hacer frente a la situación y cargar al hombro la seguridad de su amada ciudad.
Entraron sin dejar a nadie con vida y retaron a duelo al rey ambos hermanos. La batalla duró unos minutos, al cabo de la cual Helion cayó. Guardianes de la ciudad fueron puestos, para proteger a los criminales y a la ciudad misma de cualquier intento de reconquista.
Con una base asentada, el primer gran paso de su plan era una realidad, pero no terminaría ahí.


Capitulo III: Cuando los héroes mueren
Horas más tarde, y con un poder mayor gracias a su nueva base, Sirius Manta Negra y Lord Thek partieron hacia la ciudad de Ullathorpe, que no había podido prepararse lo suficiente por el escaso tiempo que había pasado desde el primer ataque.
Entraron victoriosos en la ciudad, y con la ayuda de su ejército, Tanis, rey de Ullathorpe, cayó casi sin resistencia. Su oposición fue fácilmente aplacada.
La ciudad fue declarada en posesión del ejército de Sirius Manta Negra. Sus fuerzas iban por más, y Nix iba a ser la siguiente.
Lo que nunca sospechó, pese a su gran astucia, fue que su hermano sería quien lo traicionase. En una jugada totalmente vil por parte de Lord Thek, lo asesinó y tomó su lugar en las fuerzas. Ahora él era el líder.
Desde Banderbill, mientras tanto, la Alianza, bajo las órdenes de Theoden, preparaba una contraofensiva. Poco tardó en reunir un batallón y dirigirse por la reconquista de Ullathorpe. Para asegurar la victoria decidió ir él, sin pensar, en medio de un momento de total confusión, que de perder el Imperio quedaría a su merced.
No sospechó jamás del tamaño de las fuerzas que Sirius Manta Negra había juntado y ahora Lord Thek, heredado. Entró confiado de su poder, y su exceso de confianza lo llevó también a la muerte, al igual que a Sirius.
El consejo decidió con rapidez un plan para frenar la conquista de Thek antes de que fuese demasiado tarde. Contaban con la gran ventaja de que Sirius no estaba más, y pensaban aprovecharla.
En Nix se reunieron Hameck, rey de Nix, Caramon, de Lindos y Sturm, de Hilidian; y desde allí partieron para tomar Ullathorpe nuevamente. La batalla duró poco tiempo. El poder de los tres reyes juntos fue demasiado para el ejército de Thek, que había quedado pequeño ante tales condiciones. Las fuerzas del mal se vieron mermadas antes el poder de los tres reyes juntos, quienes no obstante tuvieron que luchar con fiereza para lograr una victoria que resultaría parcial.
Lord Thek decidió retirarse a Arghal para planear cuidadosamente una nueva ofensiva, pero para eso pasaría tiempo: debía organizar un ejército aún mucho mayor para triunfar.
Los reyes se retiraron a sus ciudades nuevamente y Ullathorpe quedó en dominio de los ciudadanos y criminales. Ninguno de los dos bandos tenía fuerza suficiente para lograr un dominio efectivo.
Rápidamente se celebró consejo en Banderbill, en donde se decidió que asumiría como rey el hijo de Theoden, y que gobernaría con la ayuda del consejo en su totalidad, y su apoyo moral en el momento tan difícil que atravesaba. Se comenzaría también una nueva etapa de selección de ciudadanos para sumar a las fuerzas del rey, con el fin de defender el Imperio y tomar las zonas perdidas. Pero para eso faltaría tiempo aún.